dijous, 19 de febrer del 2015

Re-descubrimiento

Cuesta tanto ser uno mismo. Tener la capacidad de centrarse en tus propios ideales, dejando atrás las opiniones y/o críticas de los demás.

Todo esto en un mundo de hipócritas en el que se nos dicen ideas tan estúpidas como “todo vale” o “todo tiene cabida” cuando, en realidad, nos seguimos sintiendo asustados por lo diferente.

¿Hasta cuando va a haber mentes retorcidas que no acepten el paso del tiempo y, con este, las nuevas tendencias?

¿Hasta cuando vamos a tener que diferenciar los que tienen que decir que son homosexuales de aquellos quienes se da ya por hecho que les gustan las personas del sexo opuesto?

Hace unos meses empecé a cuestionarme todo de mi. ¿Quién era, qué quería, dónde iba...? Pero, sobretodo, quise indagar más en mi propia sexualidad. Era un campo que, hasta entonces, nunca me había planteado, al menos, de forma clara, seria y contundente.

Quise buscar en la más profundidad de mi ser personal, aquellos rincones tan escondidos que, por no mostrar, no mostramos ni a nosotros mismos. Más o menos sabía lo que quería o esperaba encontrar. Sólo era cuestión de iluminar esta parte, mostrarla, primero a mi y después al resto del mundo. De igual manera que voy con la cara descubierta por la calle, no veo la razón de esconder esto que estaba tan desenfocado.

Después de muchas noches pensándolo, contemplando diferentes posibilidades, de cuestionarme mis gustos y tendencias; después de pasar este escáner por mi más profundo yo, llegué a la conclusión que lo único que necesitaba era conocerme.

Conocerme y escucharme. Tenía que mirar a mi interior y saber quién era el verdadero yo. Re-descubrirme.
Después de todo me presenté a mi mismo, como si me presentaran a alguien nuevo. Una nueva persona que se conocía muy bien, que se quería aún más, no por lo que era, más bien por quién era.

Es en este re-descubrimiento en el que he aprendido otras muchas cosas. A ser uno mismo, por ejemplo, más auténtico.

Como dice La Agrado, personaje interpretado por Antonia San Juan en la película Todo sobre mi madre del gran Almodóvar -¡Ay, mi Pedro!- “una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de si misma”.

Y es que hemos venido al mundo para ser nosotros mismos. Sin armarios que valgan ni opiniones ajenas que importen.