dimecres, 23 de juliol del 2014

¡Bendito invierno!

Ya hace días que veo que se me escapan cosas, conceptos, ideas, costumbres; es decir, que no entiendo el mundo en el que vivo.

¿Hay alguien sobre la faz de la tierra que pueda darme una explicación, más o menos lógica, de por qué la gente ama, apoya, espera, se muere, idolatra, mata, se pelea por el verano? ¿Pero qué es esto? ¿Nos hemos vuelto locos o qué?

¡Con el calor que hace! Que no dan ganas de nada. Bueno, sí. De pasar el día tumbado en el sofá con todo el poco aire caliente que un ventilador cutre de los chinos puede ofrecerme. ¡Cuidado, que no estoy criticando a los chinos, eh! Esos seres que, de ser robots, serían el novamás del mundo, que trabajan haga o no calor... Les dedico un aplauso.

Pero a lo que iba, ¡¿Qué verano ni qué coño?! Con lo bien que se está en invierno, en casita, en el sofá, tapado con una manta y viendo la típica película cutre que echan los sábados a las cuatro de la tarde en el peliculón de antena3.

¿Y el Sol? ¿Nadie ha pensado en los desastres que hace nuestra amiga, la “estrella”? La de gente que ha quemado, el muy hijo de de su madre… (Por cierto, ¿quién es la madre del sol?)  

Y los guiris, ¿no se dan cuenta que el sol no está hecho para ellos? O más bien dicho, para sus pieles blancas como todo lo que sea blanco.

Tienen suerte que la moda es la droga caníbal y no otra que te haga comer marisco, porque de ser así, los confundirían con gambas. Lo digo por el color rojizo de la piel después de que les dé, y bien dados, los misiles que lanza aquel señor colgado del cielo a quien muchos admiran.  

En fin, que ya lo dice el anuncio, el Sol no es lo que nos venden.


Dicho esto, voy a veranear, lo mismo que hibernar pero en verano. En resumidas cuentas,  tumbarme a la bartola, esperando que llegue el buen tiempo. Mientras tanto, estaré ocupado o fuera de cobertura. 

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